Era un paisaje desolado y caótico. Ya había vivido lo mismo hace meses, la desaparición completa de un lugar donde tenía mi vida, mis cosas, pero sin embargo pude seguir viviendo en el pueblito de al lado, mientras reconstruía las cosas en el lugar del accidente. Unos meses después la vida empezaba a ser la misma y sólo rara vez volvía la memoria de las cosas que había perdido ahí.
Ahora era verano, y si bien se vivía tranquilo, el calor era el emisario de la amenaza, dejaba entrever de que si no tomaba alguna medida, probablemente podía sufrir algun ataque. Era jueves a la noche y las luces se apagaron. Todo era confusión, hasta que no pudimos ver bien lo que había pasado era una incógnita si tan solo había sido un apagón o era el temido ataque.
Decidí irme mientras gente en el lugar chequeaba las consecuencias del apagón. Las noticias llegaron y eran malas, la ciudad que alguna vez había sido mi vida, mi lugar de trabajo y diversión había quedado destruída. Era un sábado al mediodía y el clima era lluvioso, con algo de rocío (había algo que me dijeron que lo que estaba condensado en la atmósfera era pis de elefante). Me tocó volver y ver la devastación.
Todo era tan triste.. podía ver formas reconocibles, pero se notaba que faltaban cosas, que la amenaza había arrasado con mi lugar. Era caminar y recorrer, y ver los grandes edificios derrivados, las casitas prendidas fuego, los archivos y papeles tirados por el piso, los libros con las páginas arrancadas, los cuadros saqueados y los pocos que quedaban, rasgados, el silencio. Hasta que decidí ir a ese lugar donde solía escuchar cosas tan lindas para darme cuenta que ni eso se había salvado: estaban las cajas de los discos, pero adentro no había nada mas que cds de carbón, que al reproducirlos parecía sonar normalmennte, hasta que su sonido se interrumpía con melodías deformes que radioactivamente se habían mezclado de los otros discos. Ya nada se salvaba.
Entre las peores cosas estaba encontrarme con que mi lugar de trabajo había sido saqueado, que los pedazos de video con los que trabajaba ya no estaban, y que probablemente me traería problemas con mi contratista.
Ahora lo único que quedaba era respirar hondo y empezar la reconstrucción, con una nueva atmósfera que impedía dejarnos ver el calor, la amenaza de afuera. El cielo azul y la loma de pasto verde de windows, aunque tan saturados y sumamente artificiales, daban la esperanza de un nuevo comienzo, pero yo no confío del todo. Los próximos días serán de seguir recorriendo el lugar y darme cuenta de lo mucho que perdí, con la cabeza gacha y con la nubecita arriba mío.
Se volvieron a romper mis discos rígidos, esta vez los dos juntos, y perdí cosas mas importantes que la otra vez. Necesito obligarme a hacer backups. El mundo es una mierda.
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