Recién una señora al lado mío en el subte llamaba a alguien a cuyo encuentro no iba a poder ir. Le decía que estaba mal, mal, hecha mierda, que llegaba a su casa y se metía en la cama, y a la vez decía que era una lástima, porque tenía toda la plata encima, que no sabés, re nuevitos, recién salidos del banco.
Menos mal que soy buena persona, porque sino era un blanco re facil para robar. Poco criterio de ella de andar diciendo eso en voz alta en el subte, también.
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