22.5.12
le gentil
Estoy leyendo un libro que es de las mejores cosas que leí en mi vida, en el cual Bill Bryson no solo te cuenta un montón de cosas de como todo llegó a ser lo que es, desde el big bang hasta ahora, sino que te cuenta los entretelones de cómo se descubrió todo eso. Esto que copio y pego acá me encantó, alguien debería hacer una película de esta aventura de científicos. Tengan en cuenta que esto no es en este siglo, es en el 1700, donde la gente se vestía así (tuve que googlearlo para terminar de imaginarme cómo era todo).
El infatigable Edmond Halley había postulado años antes que, si se medía el tránsito [del paso del Venus por adelante del Sol] desde puntos determinados de la Tierra, se podían utilizar los principios de la triangulación para calcular la distancia de la Tierra al Sol y para calcular luego las distancias a todos los demás cuerpos del sistema solar.Desgraciadamente, los tránsitos de Venus, que es como se denomina ese fenómeno, son un acontecimiento irregular. Se producen en parejas con ocho años de separación, pero luego no se repiten durante un siglo o más y, durante la vida de Halley, no hubo ninguno. Pero la idea fermentó y, cuando se produjo el tránsito siguiente, que fue en 1761, casi veinte años después de la muerte de Halley, el mundo científico estaba preparado, mejor preparado en realidad de lo que hubiese estado nunca para un acontecimiento astronómico.
Los científicos, con la inclinación a resistir penalidades características de la época, partieron hacia más de un centenar de emplazamientos de todo el planeta: Siberia, China, Suramérica, Indonesia y los bosques de Wisconsin, entre muchos otros. Francia envió treinta y dos observadores; Inglaterra dieciocho más; y partieron también muchos de Suecia, Rusia, Italia, Alemania, Irlanda y otros países. Fue la primera empresa científica internacional cooperativa de la historia, y surgieron problemas en casi todas partes. Muchos observadores se vieron frustrados en sus propósitos por la guerra, la enfermedad o el naufragio. Otros llegaron a su destino, pero cuando abrieron sus cajas se encontraron con que el equipo se había roto o estaba alabeado a causa del calor del trópico. Los franceses parecieron destinados una vez más a aportar los participantes más memorablemente desafortunados. Jean Chappe pasó meses viajando por Siberia en coche de caballos, barco y trineo, protegiendo sus delicados instrumentos de las peligrosas sacudidas, sólo para encontrarse con el último tramo vital de la ruta bloqueado por los desbordamientos fluviales, consecuencia de unas lluvias de primavera excepcionalmente intensas, que los habitantes de la zona se apresuraron a culparle a él después de verle enfocar hacia el cielo sus extraños instrumentos. Chappe consiguió escapar con vida, pero no pudo realizar ninguna medición útil.
Peor suerte corrió Guillaume Le Gentil, cuyas experiencias resumió maravillosamente Timothy Ferris en Coming of Age in the Milky Way. Le Gentil partió de Francia con un año de antelación para observar el tránsito en la India, pero se interpusieron en su camino diversos obstáculos y aún seguía en el mar el día del tránsito. Era precisamente el peor sitio donde podía estar, ya que era imposible efectuar mediciones precisas en un barco balanceante en movimiento. Le Gentil, pese a todo, continuó hasta la India para esperar allí el tránsito siguiente, el de 1769. Como disponía de ocho años para prepararse, pudo construir una estación observatorio de primera categoría, comprobar una y otra vez los instrumentos y tenerlo todo a punto. La mañana del segundo tránsito, el 4 de junio de 1769, despertó y comprobó que hacía un día excelente. Pero justo cuando Venus iniciaba el tránsito, se deslizó delante del Sol una nube que permaneció allí casi las tres horas, catorce minutos y siete segundos que duró el fenómeno.
Le Gentil empaquetó estoicamente los instrumentos y partió hacia el puerto más cercano, pero en el camino contrajo disentería y tuvo que guardar cama casi un año. Consiguió finalmente embarcar, débil aún. En la travesía estuvo a punto de naufragar en la costa africana debido a un huracán. Cuando por fin llegó a Francia, once años y medio después de su partida, y sin haber conseguido nada, descubrió que sus parientes le habían declarado muerto en su ausencia y se habían dedicado con gran entusiasmo a dilapidar su fortuna.
pd: el libro es mucho mejor en inglés, pero lo puse en español así todos podían leer.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
4 comentarios:
increíble todo eso, aguante
viste, no lo podés creer
te acordás cuando leias todo esto en mi casa?
me acuerdo cómo me obligabas, pero fue por mi bien.
"APRENDÉ ANÉCDOTAS DE CIENCIA O TE MATO"
Publicar un comentario