11.3.13

evolución, beibi



Hoy me tocó esta parte del libro que estoy leyendo hace rato y me pareció que estaba buena esta reflexión, hablando de cómo la evolución de las especies es gradual y casi imperceptible, que no es un salto de una a otra. El libro lo tengo en inglés, así que sepan apreciar y disculpar que lo traduje yo para ponerlo acá. Igual ojo, para mi no está tan claro el origen del hombre como da por sentado, pero lo que dice aplica a toda la evolución de la vida, y me parece que está re bueno.

Todos están de acuerdo que el Homo sapiens es una especie diferente del Pan troglodytes, o sea el chimpancé.  Pero también están de acuerdo que si uno sigue nuestros ancestros al ancestro común entre los dos, y luego hasta el chimpancé, los intermedios que hay en el camino van a ir formando un cambio gradual en el que cada generacion es capaz de cruzarse [sexualmente] con el padre o el hijo del sexo opuesto.

Siguiendo ese criterio, cada individuo pertenece a la misma especie que sus padres. Esto no es sorpresa, por no decir que es la conclusión mas obvia, hasta que te das cuenta que crea una paradoja intolerable en la mente esencialista. La mayoría de nuestros ancestros a lo largo de nuestra historia evolutiva pertenecieron a una especie diferente que la nuestra, y ciertamente no podríamos haber procreado con ellos. En el Período Devónico nuestros ancestros directos eran peces. Y aunque no podamos procrear con ellos, estamos relacionados por una cadena extensa y contínua de generaciones ancestrales, cada una de ellas pudiendo procrear con sus predecesores y sucesores inmediatos en la cadena.

Si pudiéramos volver atrás en una máquina del tiempo y conocer a nuestros ancestros Homo ergaster, no podríamos procrear con ellos. Pero supongamos que, en vez de hacer un viaje directo al tiempo del Homo ergaster, o de cualquier otra especie extinta de nuestro linaje, parásemos nuestra máquina cada mil años y levantáramos a una jóven y fertil pasajera. Transportáramos esta pasajera mil años atrás y la soltáramos ahí. Dando por sentado que nuestra viajera pudiera acomodarse a las costumbres sociales y a las barreras lingüísticas, no habría ninguna barrera biológica para que pudiera procrear con un miembro del sexo opuesto de mil años antes. Ahora agarramos a un nuevo pasajero, pongámosle que un hombre esta vez, y lo llevamos atrás otros mil años. De nuevo, él también sería capaz de fertilizar a una mujer de mil años antes que su tiempo originario. Esta cadena podría continuar hasta cuando nuestros ancestros nadaban en el mar. Podría ir para atrás, sin baches, hasta los peces, y aún así seguiría aplicando que cada pasajero transportado mil años antes de su propio tiempo podría procrear con su predecesor. Sin embargo en cierto momento, que podría ser un millón de años atrás, aunque poco más o poco menos, llegaría un punto en el que nosotros los modernos no podríamos procrear mas con un ancestro, incluso cuando nuestro último pasajero sí hubiese podido. A esta altura podríamos decir que viajamos atrás a una especie diferente.

La barrera no aparecería de pronto. Nunca habría una generación en la cual sería correcto decir que un individuo es un Homo sapiens pero que sus padres son Homo ergaster.

A los biólogos les encantan los baches en el registro fósil, porque sin baches, nuestro sistema entero para nombrar a las especies se vendría abajo. No se le podrían poner nombres a los fósiles, se les darían números, o posiciones en un gráfico.
Tal vez porque nuestros cerebros evolucionaron en un mundo donde la mayoría de las cosas están divididas en categorías, y en particular cuando todos los intermedios entre las especies vivientes están muertos, nos sentimos más cómodos si podemos darles nombres separados a las cosas cuando hablamos de ellas. Así se explica porque esto es mas bien una imposición humana mas que algo que sea así en la naturaleza. Usemos los nombres como si reflejaran una realidad discontinua, pero recordemos privadamente que, al menos en el mundo de la evolución, eso no es mas que una ficción conveniente para satisfacer a nuestra propia limitación.

Richard Dawkins, The Ancestor's Tale

5 comentarios:

Don Hec dijo...

Qué interesante... pero lo que más me gusta es que puedas estudiar lo que te gusta porque te gusta.

SrKaito dijo...

gracias!
si, la verdad que el año redescubrí las ciencias naturales y me cambió un poco la vida, y ahora cada vez que encuentro algo que me gusta trato de compartirlo

jane de la jungla dijo...

muy bueno!!

ahora juan, como para que borres el comentario por escandaloso, por qué no pueden procrear?

porque una tiene el agujerito muy chiquito o demasiado grande?

me gustaría saber eso, por qué no puedo tener hijos con un tigre, ponele?

podrías preguntarle a tus profes?

SrKaito dijo...

en realidad entre ciertas especies cercanas sí se pueden reproducir, tipo el caballo con el burro que hacen una mula, o el tigre y el leon que hacen un ligre, y etc, pero esos formados interespecies son estériles y no se pueden seguir reproduciendo

para una respuesta mas mejor, aca te explican
http://uk.answers.yahoo.com/question/index?qid=20091215112727AAijKJk

xyxyx dijo...

qué grande el leopolus

no te morís por un gato de bengala ahora?