30.5.13

fuego

Otra vez leyendo The Ancestor's Tale de Richard Dawkins apareció algo que me gustó como estaba planteado y me dieron ganas de traducirlo y compartirlo. Es un capítulo donde habla de las primeras moléculas que empezaron a reproducirse hace billones de años, y del significado de eso y de que empezaran a tener un código genético y hereditario, y lo compara con el fuego.



El fuego le compite al aliento como imaginario de vida. Cuando nos morimos, el fuego de la vida desaparece. Nuestros ancestros que lo domesticaron por primera vez, seguramente pensaron que el fuego era una cosa viviente, casi hasta un dios. Acaso mirando las llamas o las brasas, especialmente a la noche cuando la fogata se encargó de calentarlas y protegerlas, no se hicieron parecidas a un alma danzando? El fuego se mantiene vivo mientras lo alimentes. El fuego respira aire; podés sofocarlo cortándole el oxígeno, lo podés ahogar con agua. El fuego descontrolado devora bosques, llevando a las presas animales ante sí tan rápida y despiadadamente como una manada de lobos. Así como con los lobos, nuestros ancestros podían capturar un fuego cachorro como una mascota útil, domesticarla, alimentarla regularmente y limpiar la excreción de ceniza que dejaba. Antes de que se descubriera el arte de hacer fuego, la sociedad habría premiado el arte menor de cuidar un fuego capturado. Tal vez un pequeño fuego fuera cargado en una vasija para darle a un grupo vecino cuyo fuego acabara de morir.

Se habría visto fuego salvaje pariendo hijos fuegos, escupiendo chispas y cenizas vivas al viento, como un diente de león, para aterrizar y plantarse en un pasto seco a la distancia. [...]

Nuestros ancestros hasta pueden haberse imaginado una población de fuegos salvajes reproduciéndose, o un pedigree de descendencia de los fuegos domésticos de un ancestro resplandeciente, comprado por un clan lejano e intercambiado por otros. Pero aún así no habría herencia real. Por qué no? cómo podés tener reproducción y un pedigree y aún así no tener heredabilidad?

La verdadera heredabilidad significa la herencia no del fuego en sí mismo sino de las variaciones entre fuegos. Algunos fuegos son más amarillos que otros, otros más rojizos. Algunos rugen, otros chisporrotean, otros silban, otros humean, otros escupen. Algunos tienen tintes de azul o verde entre sus llamas.
Si nuestros ancestros hubiesen estudiado a sus lobos domesticados, se hubieran dado cuenta de la notable diferencia entre los pedigrees de perros y pedigrees de fuego. Los perros engrendran a otros como sí mismos. Al menos algo de lo que distingue a un perro de otro es heredado de sus padres. Aunque viene también por otros lados: por comida, enfermedades, accidentes. Con los fuegos toda la variación viene del ambiente. Ninguno desciende de una chispa progenitora. Viene de la calidad y humedad del combustible, de la dirección y fuerza del viento, de las cualidades de la chimenea, del suelo, de los rastros de cobre y potasio que le agregan toques de azul, verde y lila, a la llama amarilla del sodio. A diferencia de un perro, nada acerca de la calidad de un fuego adulto viene de la chispa de la que nació. Los fuegos azules no engendran fuegos azules. Los fuegos chisporroteantes no heredan su chisporroteo de un padre fuego que expulsó su chispa inicial. El fuego exhibe reproducción sin heredabilidad.


De paso, una canción.

De paso de paso, justo ahora vamos a hacer una especie de cortito de un pájaro de fuego.

3 comentarios:

polonia dijo...

no lo había leído, me encantó! (la traducción es tuya, no?)

Gabriela Clara dijo...

wow
esto es de una poesía inconmensurable

SrKaito dijo...

sol: sí, la traduje medio a los tirones, pero creo que mas o menos va :)

gabicler: si, re.. cuando no lo odiás por ser tan extremo en algunas cosas, dawkins puede decir cosas bastante copantes