Incluso habiendo ido al zoo hace relativamente poco y sabiendo que no había nada demasiado fabuloso para fotografiar, Dios nos encomendó a Paula, Kevin y a mi a hacerlo y esta vez incursionar en el reptilario, donde los yacarés se ganaron el premio de modelaje del año.
No tiene mucha gracia sacarle fotos a animales de lejos y/o con una reja en medio, y mas cuando están hartos de estar ahi todo el día haciendo nada.
Si fuera legal el casamiento entre una persona y un lente macro, creo que ya lo habría hecho, como lo quiero.
Y a Kevin casi lo comen las cabras.
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