Fueron diecisiete los días que resistimos con Luis dejando la casa como si mamá nunca se hubiera ido de viaje. Exceptuando por el obvio olor a gatos y algunas hojas en el living venidas desde el patio, todo estaba bien. Al menos bien para dos adolescentes dejados solos por su madre por primera vez.
Fue el día diecisiete, justo uno antes de que ella volviera, que se desató el caos.
Después de servirle en hora la comida a los gatos, con sus platitos llenos de bofe y de alimento seco es cuando me acuerdo de eso que hicimos tan poco durante esas dos semanas y media: sacar la basura. Cuando miro para el patio la bolsa de basura que mi hermano se tendría que haber ocupado de sacar el día anterior, veo algo curioso, veo que arriba de la bolsa había algo medio blanco verdoso, como si alguien hubiese echado piedritas de los gatos arriba. Antes de gritar y putearlo por haber hecho eso, me acerco a la bolsa a ver que era, porque podrían no ser las piedritas.
Ahí fue cuando empezó todo.
Fue un descubrimiento sumamente repugnante desde un principio, pero al menos en ese principio también hubo una gran parte de fascinación por lo que estaba viendo: en ese día de calor, de no haber sacado a la calle esa bolsa llena de bofe podrido del día anterior, una colonia de larvas de moscas se habían adueñado de la bolsa. Era un espectáculo realmente asqueroso, porque además no eran chiquitas, eran grandes y parecían haber conformado su propio micromundo en tan solo un día.
No podía desaprovechar la ocasión y fui a buscar la cámara dv para grabar footage (sí, para formar parte de esa inmensa coleccion de footage que 'algún día voy a usar para algo'). Siendo ésta una acción recurrente mía en eventos de este tipo, Luis atinó a decir 'sos un morboso'. Obvio que lo soy.
Bajé las escaleras excitado mientras prendía la cámara. Llegué a la bolsa de basura y empecé a filmar, no sin bastante asco. Pero a la vez ver todos esos gusanos arrastrarse y pasar por encima de los otros, sin siquiera saber a donde estaban llendo en realidad, me hizo acordar un poco a la gente. Es un cliché, lo se, pero no pude evitar pensarlo. Alguna imagen de alguna hora pico en el subte se me apareció.
Después de filmar 3 minutos y algo de larvas decidí dejar de filmar.
Pero seguí mirándolas y me dije 'vamo a sacar fotos ya que estamos'. Con el super macro que tiene la nikon pueden salir cosas asquerosas. Corrí a buscarla, esta vez Luis no dijo nada. Después de unos minutos de tratar de hacerla andar correctamente (la pobre esta muriendo) logré enfocar la horda de larvas. Lo malo: era de noche y la luz del farol no era lo suficientemente potente como para lograr sacar a más de 1/4, con lo cual seguramente iba a salir movida a no ser que me apoye en algo, pero no way in hell que me iba a apoyar en algo cerca de esa bolsa. Así que después de dos o tres fotos fallidas desistí.
Era hora ya de sacar la bolsa para afuera y que algún basurero se encargue de lidiar con ella. Llamé a Luis para que sostenga otra bolsa mientras ponía ésta adentro. 'Dala vuelta' dijo 'así los gusanos quedan para abajo y no se salen'. Pareció buena idea, sonaba lógico, así que eso hicimos.
Y se desató el desastre.
Claro, en un día de 'germinación' los bichos no estaban solo arriba, o mejor dicho, adentro de la bolsa. Apenas levantada la bolsa surgieron las ¿cientas?¿miles? de larvas que anidaban debajo.
AAARGH.
El principal grupo ya estaba aislado en la bolsa de basura, ahora quedaba lidiar con estas, que fuera del grupo come-carne-podrida, no tenían misión en la vida. Urgente busqué el teléfono y llamé a papá para que me dé una solución de cómo matarlas. El es sabio, suele saber esas cosas. 'Tírenles agua caliente' dijo, mientras mi hermano ya probaba matarlas con sal, argumentando mientras con esas cosas que aprendió en química este año, diciendo que debían tener menos resistencia que las babosas por no se que cosa. Sonaba lógico. Mientras hablaba con papá y se calentaba el agua decidimos mirar de nuevo el grupo de larvas misfits y para nuestra sorpresa, 3/4 de ellas habían desaparecido, junto con un charco de algo. La sal les había ganado!
O no.
Hay que tener en cuenta que las baldosas del patio son amarillas con pintitas blancas y negras, y con excepción del negro, las larvas son de ese color. Las larvas se habían dispersado por todo el patio mientras nos distrajimos! nada de sal, se habían escapado! el agua hirviendo era la siguiente solución. Resultó bastante efectiva, cuando la tiramos al grupo mas grande dejaron de moverse y festejamos. Claro que este método tenía sus contras: había que esperar que hierva la acotada cantidad de agua por un lado, y había que perseguir casi de a una a las lombrices esas por otro. Pero decidimos intentarlo.
Por alguna razón, después de haber cortado con papá, el agua caliente había dejado de funcionar. Ya no dejaban de moverse después de tirarles el chorro de agua.
Papá había sugerido raid antes también, pero como no teníamos, tuve que ir a comprar al supermercado junto con las cosas para la cena antes de que éste cerrara, no sin antes perder tiempo y bañarme, pero es que realmente apestaba.
Lista de supermercado: jamón, queso, tomates, tapas de tarta, raid anti polillas y larvas.
Ahora, si el tarro de raid dice "larvas" uno pensaría que te mata las larvas. Pero no! era para larvas de polilla, no de mosca como parecía ser el caso.
$8,30 gastados al pedo. Vacié casi la mitad de el raid por todo el patio, por las paredes (habían empezado a trepar por las paredes!) mientras la araña gigante y horrible del patio me acechaba.
Pero en esta instancia no solo estaban en el patio, se habían colado al zaguán! Las larvas se proponían invadir mi casa.
Y no se si era sugestión o qué, pero realmente había un olor horrible ya.
Un rato después estaba resignado. Que tomen la casa. No parecían morirse. Me puse a hacer la tarta y mientras esperaba que se horneara, salí al patio de nuevo para ver algo digno de una película de terror, o mas precisamente de ese género tan bonito que son los zombies: aquellas que parecían muertas por el agua caliente... se habían levantado y estaban caminando de nuevo!! no parecía terminarse mas.
Como último intento heroico de salvar el día (y la casa) empecé a llenar baldes con agua, y proseguí a tirarlos por todo el patio. Las larvas flotarían, incluso en la parte rocosita del patio, y yo las podría tirar por la rejilla con el secador de piso. El plan había funcionado. Costaba, eran muchas, pero mas de 10 baldes después parecían casi erradicadas. Como zombies, algunas aparecían vagando solas por la calle que es mi patio. Le cedí el turno a mi hermano o 'LUIS, VENI A SACAR LAS LARVAS QUE YO ME HARTÉ!!!".
La tarta se había hecho.
La comimos mientras mirábamos el capítulo final de Top Chef. Ganó el que se parece a Jack de Lost.
Entre el olor y el asco de las larvas, y la comida deliciosa que estaba en la tele, la tarta ya no parecía tan rica, pero las larvas por lo menos se habían ido.
O no.........................
3 comentarios:
apasionante.
y, créase o no, me diste ganas de tarta de j y q.
jajaja... re enviciante el relato
es increible lo bueno de tu historia y lo asqueroso del video
increible
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