Cuando hacés la combinación de subte entre la línea D y la E, es tan largo el tramo que podés hasta presenciar varios músicos distintos y que ni se pisen entre sí. Hoy había uno cantando
Solo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente, y varios metros después, un pibe cantando
El equilibrio del mundo depende de cada pavada. Y así se equilibra el mundo.
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