la muerte de fievel

Bajo a la cocina a buscar galletitas, 4 y media de la mañana y me sobresalto! un pobre ratoncito muerto al pie de las escaleras!
No se quien habrá sido, quien lo habrá traido, pero se me hace que estaba muerto de antes, porque no había sangre, y sobre todo porque ningún gato lo custodiaba. Es como que lo trajeron, lo dejaron ahí y se fueron a hacer sus cosas.
Tenía toda la cara de bueno del mundo, y encima como estaba mojado, parecía que acababa de morir hace poco. O mas bien también parecía que podía estar vivo, aunque estaba durísimo. Pero rogaba que no se moviera en cuanto lo agarrara. Y por suerte no se movió. Y le saqué fotos porque a) soy sádico b) tengo espíritu científico y c) se lo tenía que mostrar a mamá cuando vuelva (y d) postearlo en el blog).